jueves, 29 de noviembre de 2007

VENEZUELA Y LA ENCRUCIJADA HISTÓRICA

El domingo los venezolanos, la patria de Bolívar, "El Libertador", acudirá nuevamente a las urnas para decidir sobre su futuro. La cita que se convoca no es cualquier cita: es LA CITA.

En los últimos años, Venezuela esta viviendo un constante proceso de cambio tanto político, social como cultural. El país del "oro negro" o del "excremento del diablo" como algún intelectual de los años ochenta llamo a esa sustancia que mueve los hilos de la economía mundial, ha entrado en un proceso de cambio revolucionario de la mano de un antiguo militar de las Fuerzas Armadas Venezolanas, el Comandante Hugo Chavez Frias. Él ha sido, sin duda, santo y seña de lo que él mismo definió como la "revolución bolivariana". Una revolución que tras su pronunciamiento y un proceso de renovación de instituciones políticas y administrativas, se ha convertido en el nuevo sello de identidad del país caribeño. El domingo los venezolanos, gente abierta, trabajadora, inquieta intelectualmente y muy orgullosos de su pasado, van a decidir, entre otras cosas, si quieren que el Presidente Chavez pueda presentarse a las elecciones de manera continua, hasta que "Dios lo quiera".

Es difícil para un militante de izquierdas, de la izquierda transformadora como le llaman ahora, no sentirse atraído por lo que pasa en Venezuela. Y tampoco es extraño conociendo la historia de Latinoamerica y de Venezuela que uno no guarde cierta simpatía por el proceso revolucionario que allí se lleva a cabo; aunque hay que reconocer que esta simpatía es el producto de una mirada desde afuera, alejado del conflicto personal que todo venezolano vive día a día entre una Venezuela que ya ha muerto y otra Venezuela que pide paso como hija de un parto difícil y complicado.

Los militares venezolanos en su larga trayectoría histórica desde que Paéz decidido separarse de la Gran Colombia y con ello acabar de un plumazo con el sueño de Bolívar, no se han caracterizado por su espíritu revolucionario. Es más, fueron una fuerza de importante en la represión de la guerrilla venezolana cuando en los sesenta y setenta, y bajo los gobiernos de los partidos tradicionales AD y COPEY, se dedicaron a combatir a los grupos guerrilleros venezolanos que siguiendo el ejemplo de la revolución cubana intentaban repetir la hazaña revolucionaria. En ese sentido, los militares venezolanos, la institución militar a la que Chavez perteneció, si por algo se ha caracterizado en los últimos cincuenta años de la vida moderna del país, ha sido por mantener el "status quo" de la politocracia tradicional venezolana. Por eso no deja de llamar la atención que sea un militar, un hijo de esas herencias, el que encabece ahora una revolución que grita "patria, socialismo o muerte".

No es mi intención realizar aquí un retrato sicológico de Hugo Chavez, sin duda muy jugoso para un entendido en esos aferes; lo cierto es que Hugo Chavez ha dicho, y lo sigue diciendo porque es un hombre que no sabe callar, verdades como puños. Verdades que duelen y molestan a uno y otro lado del Atlántico. Verdades que tienen que ver con realidades producto del análisis histórico que no son exclusivas de él, y de las que él se ha ido "contagiando". Porque la izquierda transformadora, la lucha por la igualdad y por la justicia social en Venezuela no empezó con Hugo Chavez. Tiene una historia y una larga tradición de hombres y mujeres que dieron su vida e hipotecaron sus futuros para poder ofrecer una esperanza mejor. Esta circunstancia no hay que olvidarla. Porque sí la olvidamos, estaremos cayendo en la figura del "militar salvador" que ya tantas otras veces ha sido nefasto para el continente americano. La encrucijada entonces es saber: ¿Si es posible una Venezuela Socialista sin Chavez? ¿Si es posible seguir avanzando en la transformación de la sociedad sin tener que decidir si Chavez sera eterno o no? ¿Si en la "Venezuela heroica" no hay nadie mas que Chavez capaz de llevar a cabo el cambio social necesario para establecer una justicia más allá de el modelo neo-liberal? ¿Es qué acaso la revolución bolivariana es sólo patrimonio de Chavez?

Estas son cuestiones que me parecen puntuales del debate venezolano. Porque si no lo tenemos claro; si no pensamos que las revoluciones son hijas del pueblo y de su historia y no sólo del "designio" de un hombre, entonces se estará siempre proclive al fracaso, cuando no a la tiranía. Y la historia, lastimosamente nos ha dado muchas lecciones en este sentido. Un exceso de liderazgo puede terminar como en aquel cuadro del lucido Goya: Saturno comiéndose a sus hijos.