lunes, 3 de diciembre de 2007

PERDIO CHAVEZ, GANO LA REVOLUCIÓN

Ayer fue un día histórico en Venezuela. Los que pudimos seguir la jornada electoral desde nuestros hogares a miles de kilómetros del país y gracias al canal de noticias de la CNN, comprobamos que cuando el CNE (Consejo Nacional Electoral) hacia la una de la madrugada de este día 3 de diciembre ofreció el demorado y ansioso primer comunicado de los resultados, algo histórico y único se estaba produciendo. Los observadores internacionales, alrededor de cien, invitados por el CNE y los dos bloques electorales, el del SÍ y el del NO, manifestaban a los periodistas de la cadena norteamericana, su agrado ante la agilidad, modernidad y limpieza de la jornada electoral que se estaba desarrollando. Y dejaban claro la colaboración recibida por las autoridades. Lo cierto que los observadores internacionales no hacían otra cosa que corroborar que en Venezuela los mecanismos de elección democrática eran efectivos, como lo habían sido -y también lo habían constatado en su momento- los otros procesos anteriores de elección celebrados en los últimos nueve años en el país bolivariano. Y resalto este hecho, porque si de algo han acusado al Presidente Chavez y a su gobierno los adversarios y enemigos nacionales, continentales e internacionales es que su Presidencia es de "dudosa" credibilidad democrática. Afirmación gratuita y destinada a sembrar duda entre una opinión internacional que suele estar bastante prejuiciada. Por el contrario, es interesante contrastar como en Venezuela en estos años se han llevado procesos electorales limpios y avalados por las autoridades europeas e incluso norteamericanas; no pudiendo decir lo mismo otros gobiernos del continente que gozan, a los ojos de los "opinadores mediaticos" de una carta en blanco de espíritu democrático. Venezuela demostró ayer que es un país democrático. Garante de la voluntad popular, sea esta la que sea. Y sea esta la que favorezca o no al gobierno del país. El gobierno de Chavez perdió ayer por un estrecho margen; pero, sin duda, ha ganado en legitimidad democrática. Legitimidad que no han tenido que reconocer, aunque sea con la boca pequeña, algunos de los mas sonados propagandistas del neoliberalismo y férreos enemigos de todo aquello que en América Latina constituya un cambió social, como el señor Andrés Oppenheimer, opinador argentino radicado en Miami, quien ha reconocido esta circunstancia esta mañana a una emisora radial mexicana con la que colabora.
Pero lo que sucedió ayer en Venezuela no fue sólo una lección de democracia. Siendo esto muy importante, lo más destacable, creo yo, ha sido el hecho de como la Revolución Bolivariana ha entrado en una fase crucial para sus expectativas históricas. Porque sinceramente: Chavez se equivoco. Se equivoco al convertir el referéndum en una cuestión de apoyo personal como así lo había manifestado un día antes en el mitin de cierre de su campaña. Chavez se equivoco al pensar que habiendo obtenido en los procesos electorales anteriores un respaldo alto de la población, en esta ocasión sería lo mismo. Y también se equivoco al prejuzgar a sus propios partidarios. Porque si bien el margen del NO fue escaso, tampoco los votantes del SÍ fueron muchos en comparación con lo que había sucedido un año antes cuando Chavez gano las elecciones generales. La abstención fue casi superior a la suma de los votos del NO y del SÍ (pueden comprobarlo buscando las cifras en Internet). Lo que indica que la mitad de la población venezolana no fue a votar. Y no fue a votar en una elección transcendental para el futuro del país. Las razones de esta abstención tan alta pueden ser varias: gente descontenta que no creía en ninguno de las opciones; gentes desinformadas; personas que consideraban que con su acción castigaban a Chavez; personas simpatizantes de Chavez que no veían claro lo que este les proponía. El propio Presidente en la rueda de prensa posterior al resultado, dejó claro que los votos de la abstención eran los suyos; es decir, que una gran parte de los chavistas no creyeron en la propuesta de reforma que su líder les proponía. Y esta opinión tiene signos de ser cierta si comprobamos, como hizo el mismo Chavez en esa rueda de prensa, que los votantes por el NO habían aumentado muy poco y se mantenían en los registros de otras consultas electorales.
Sí la afirmación de que los votos de la abstención son votos chavistas, entonces lo que deberían preguntarse los dirigentes de la revolución bolivariana, empezando por Chavez es qué paso para que gran parte del electorado chavista no saliese a votar. ¿Es qué de la noche a la mañana perdieron la confianza en su líder? Lo que yo creo es que lo que Chavez les proponía no les parecía claro. Y sobre todo lo que era el gran pastel de la propuesta: la reelección indefinida del Presidente; se convirtió en la clave del triunfo del NO que eclipsó al resto de las reformas que la consulta proponía; algunas de ellas incluso capaces de ser asumidas por la oposición, como esta misma reconoció en rueda de prensa después del triunfo del NO. De ser esta interpretación cierta, estaríamos entonces ante una situación de encrucijada de la misma revolución bolivariana; del mismo chavismo y del propio Chavez. Porque parece claro que la revolución ha dejado de "pertenecerle" al Presidente. Y hago esta afirmación porque si una buena parte del chavismo, de los votantes y apoyos de la revolución decidió quedarse en sus casa y no seguir el mandato de su líder, es porque ese líder esta vez ha sido cuestionado. Porque ha sido juzgado en sus acciones.
La abstención se convirtió ayer en la gran triunfadora. Y, sobre todo, porque es una abstención del chavismo no de la oposición. Una abstención que esta poniendo un toque de atención sobre como se esta llevando el proceso revolucionario y sobre el papel de su líder. Los abstencionistas chavistas han dicho NO a la concentración de poder en un sólo hombre. NO a la instauración de un sistema basado en el personalismo. Ha dicho NO a un proceso que no se reconozca como colectivo en sus manifestación del poder institucional; es decir, donde exista no un liderazgo sino un debate de ideas abierto, extenso, ancho y profundo sobre el llamado Socialismo del Siglo XXI. El abstencionismo chavista desea más participación; mayor presencia de otros lideres; menos verticalidad militar; y menos ordeno y mando; y si mayor funcionamiento institucional de los organos colectivos empezando por el congreso como una tribuna de discusión real y no sólo como un apéndice de la voluntad del líder único.
Por otra parte, el abstencionismo chavista ha dicho SI a la revolución bolivariana. Al desarrollo y profundización de ésta, enmarcada en un debate plural de las ideas fortalecedoras. Ha dicho SI a una oposición que cuestione y sirva de control al propio proceso. Una oposición no como la que hay ahora: desmembrada, ligada solo a los interese de la partidocracia anterior y dirigida desde los deseos del "amigo americano".
El abstencionismo chavista busco manifestar su desacuerdo con el proceso revolucionario no siendo antirrevolucionario. Por el contrario, diciéndole al Presidente Chavez que su poder es limitado. Que no puede presentar una propuesta de tan amplio y profundo calado como si fuese algo suyo propio; como algo que se convierte en un "regalo envenenado" . El Presidente Chavez tiene que entender que la revolución no es sólo un proyecto personal que comparte con sus "cuates". La revolución, Señor Presidente, es ya del pueblo; le pertenece a él y reclama su control. El Soberano, como a usted le gusta decir, decidido este 2 de diciembre hacérselo saber. Por favor, Señor Presidente reciba el mensaje y pongase a sus ordenes.
SIDERIUS

jueves, 29 de noviembre de 2007

VENEZUELA Y LA ENCRUCIJADA HISTÓRICA

El domingo los venezolanos, la patria de Bolívar, "El Libertador", acudirá nuevamente a las urnas para decidir sobre su futuro. La cita que se convoca no es cualquier cita: es LA CITA.

En los últimos años, Venezuela esta viviendo un constante proceso de cambio tanto político, social como cultural. El país del "oro negro" o del "excremento del diablo" como algún intelectual de los años ochenta llamo a esa sustancia que mueve los hilos de la economía mundial, ha entrado en un proceso de cambio revolucionario de la mano de un antiguo militar de las Fuerzas Armadas Venezolanas, el Comandante Hugo Chavez Frias. Él ha sido, sin duda, santo y seña de lo que él mismo definió como la "revolución bolivariana". Una revolución que tras su pronunciamiento y un proceso de renovación de instituciones políticas y administrativas, se ha convertido en el nuevo sello de identidad del país caribeño. El domingo los venezolanos, gente abierta, trabajadora, inquieta intelectualmente y muy orgullosos de su pasado, van a decidir, entre otras cosas, si quieren que el Presidente Chavez pueda presentarse a las elecciones de manera continua, hasta que "Dios lo quiera".

Es difícil para un militante de izquierdas, de la izquierda transformadora como le llaman ahora, no sentirse atraído por lo que pasa en Venezuela. Y tampoco es extraño conociendo la historia de Latinoamerica y de Venezuela que uno no guarde cierta simpatía por el proceso revolucionario que allí se lleva a cabo; aunque hay que reconocer que esta simpatía es el producto de una mirada desde afuera, alejado del conflicto personal que todo venezolano vive día a día entre una Venezuela que ya ha muerto y otra Venezuela que pide paso como hija de un parto difícil y complicado.

Los militares venezolanos en su larga trayectoría histórica desde que Paéz decidido separarse de la Gran Colombia y con ello acabar de un plumazo con el sueño de Bolívar, no se han caracterizado por su espíritu revolucionario. Es más, fueron una fuerza de importante en la represión de la guerrilla venezolana cuando en los sesenta y setenta, y bajo los gobiernos de los partidos tradicionales AD y COPEY, se dedicaron a combatir a los grupos guerrilleros venezolanos que siguiendo el ejemplo de la revolución cubana intentaban repetir la hazaña revolucionaria. En ese sentido, los militares venezolanos, la institución militar a la que Chavez perteneció, si por algo se ha caracterizado en los últimos cincuenta años de la vida moderna del país, ha sido por mantener el "status quo" de la politocracia tradicional venezolana. Por eso no deja de llamar la atención que sea un militar, un hijo de esas herencias, el que encabece ahora una revolución que grita "patria, socialismo o muerte".

No es mi intención realizar aquí un retrato sicológico de Hugo Chavez, sin duda muy jugoso para un entendido en esos aferes; lo cierto es que Hugo Chavez ha dicho, y lo sigue diciendo porque es un hombre que no sabe callar, verdades como puños. Verdades que duelen y molestan a uno y otro lado del Atlántico. Verdades que tienen que ver con realidades producto del análisis histórico que no son exclusivas de él, y de las que él se ha ido "contagiando". Porque la izquierda transformadora, la lucha por la igualdad y por la justicia social en Venezuela no empezó con Hugo Chavez. Tiene una historia y una larga tradición de hombres y mujeres que dieron su vida e hipotecaron sus futuros para poder ofrecer una esperanza mejor. Esta circunstancia no hay que olvidarla. Porque sí la olvidamos, estaremos cayendo en la figura del "militar salvador" que ya tantas otras veces ha sido nefasto para el continente americano. La encrucijada entonces es saber: ¿Si es posible una Venezuela Socialista sin Chavez? ¿Si es posible seguir avanzando en la transformación de la sociedad sin tener que decidir si Chavez sera eterno o no? ¿Si en la "Venezuela heroica" no hay nadie mas que Chavez capaz de llevar a cabo el cambio social necesario para establecer una justicia más allá de el modelo neo-liberal? ¿Es qué acaso la revolución bolivariana es sólo patrimonio de Chavez?

Estas son cuestiones que me parecen puntuales del debate venezolano. Porque si no lo tenemos claro; si no pensamos que las revoluciones son hijas del pueblo y de su historia y no sólo del "designio" de un hombre, entonces se estará siempre proclive al fracaso, cuando no a la tiranía. Y la historia, lastimosamente nos ha dado muchas lecciones en este sentido. Un exceso de liderazgo puede terminar como en aquel cuadro del lucido Goya: Saturno comiéndose a sus hijos.

lunes, 12 de noviembre de 2007

"POR QUÉ NO TE CALLAS"

"Por qué no te callas" se ha convertido ya, en este mundo dominado por los mass media, en una frase celebre para la historia de la España actual. Otras frases como por ejemplo aquella del señor Aznar, "Vayase Señor Gonzalez"; o la del mismo señor Rodriguez Zapatero: "Tenemos un Rey bastante republicano"; o la misma del señor Rajoy, Presidente del Partido Popular, refiriéndose al señor Zapatero: "Es mas peligroso un bobo solemne que un patriota de hojalata"; sin olvidarnos, claro esta, de la del ínclito Caudillo de España, el dictador Francisco Franco:"dejo todo atado y bien atado"; ocupan ya un lugar de privilegio en la historia española. Es cierto. En la España de ahora, en la España de siempre, podemos encontrar una enciclopedia de frases celebres. También es cierto, que cada país tiene las suyas; y cada país sabrá por qué.
Pero no quiero hablar de frases celebres, para eso un paseito por Internet, sino del "por qué no te callas" del Rey Juan Carlos I. La frase, el escopetazo, tiene su miga. Podemos pensar, a modo de hipótesis, que el Rey, ya cansado del verbo fácil de Hugo Chavez, de su verbo poco diplomático y fuera del "buen rollito" imperante en otras latitudes, se lanzó, perdiendo su encaje real, al ruedo: ¿puede ser? Pero es poco verosímil pensarlo, máximo cuando el Rey tiene una larga trayectoria diplomática en foros internacionales, mucho mas que la del propio presidente de Venezuela; tan sólo por contabilizar los años que lleva siendo Jefe del Estado Español, solo por eso.
La segunda hipótesis que apunto, puede ser que la frase en cuestión, "Por qué no te callas" fuese debida en función de su interlocutor: el Presidente de un país tropical, mal llamado antes "Bananero" (aunque Venezuela no haya sido nunca un gran productor de bananos, si de café; por cierto muy rico); pero esta nueva hipótesis a lo mejor tampoco es buena, porque a ningún otro presidente de país "bananero", o no, el Rey ha mandado a callar; por lo menos públicamente.
La última hipótesis posible es que el "incendiario" Hugo Chavez dijese lo que pensase y eso no se podía aguantar. Y lo que pensase o pensare no fuere o fuese oportuno decirlo en una reunión como esta. Un foro de presidentes de una comunidad que se esta haciendo "adulta" y que ya es capaz de pensar por si misma, saliéndose del guión diplomático que europeos y estadounidenses han fabricado y dictado como normas universales del"buen comportamiento". Y a la que el propio presidente venezolano ha calificado como comunidad de "indios alzados". Ciertamente, visto lo visto: los "indios" se han alzado. Y en honor a la verdad, Chavez tiene poco de indio y si mucho de "mulato respondón". Proviene de esa estirpe de mulatos orgullosos, libres y cimarrones, que terminaron por inventar el carnaval, aquí en las Antillas, para reírse, aunque fuese una vez al año, del "blanquito", del aristócrata que dominaba ya hace casi doscientos años estas tierras de ultramar. Mandar callar a un "mulato respondón", su Majestad, es cosa mala, porque con frecuencia es cuando menos se callan. Y siguen, siguen y siguen, solo por el placer de la "guasa" y de llevarle a uno la contraria. En Venezuela, a la gente -como casi en todo el resto de Hispanoamerica, Iberoamerica o Latinoamerica, para gustos hay colores y nombres- mandar callar es complicado; es buscarse un "problema", como suelen decir por estos lares: les sienta fatal. Es entonces cuando sus ancestros africanos, indios y demás "castas", se remueven en sus tumbas, recordándoles, como no, que la palabra de un rey ya no hace nido en estas tierras. Y parece mentira que los reyes españoles no hayan aprendido mucho de la propia historia que bajo su mando ellos escribieron en América durante trescientos años: primero Austrias y luego Borbones. Mandar a estas alturas, y con las cámaras de medio mundo presentes, callar a alguien, y mucho mas a un mulato respondón, de verbo fácil y verdades hirientes, como el Presidente Hugo Chavez, resulta una enorme torpeza. Sobre todo, porque ya no se van a callar: ya no se callará. Ya es hora de que los españoles lo vayamos aprendiendo: los "indios alzados" están "alzados"; y, además, están de celebración proximamente.
A ver ahora quien es él que los va a mandar a callar. Llego el momento de redimir su historia, como dijo el sabio Walter Benjamin. Y ya sabemos, si la historia sirve para algo, que cuando un pueblo, una comunidad desde la Patagonia hasta el Río Grande ha decidido adueñarse de su presente y de su futuro, no hay quien los pare...ni los calle.
SIDERIUS

domingo, 4 de noviembre de 2007

YA LLUEVE SOBRE MOJADO

Hace unas semanas hablabamos aquí de los desastres naturales y de cómo muchos países latinoamericanos se estaban escudando en el cambio climático y otras tragedias naturales para no realizar planes de desarrollo y protección de la población. Precisamente, esta semana la tragedia de Tabasco en México, nos ha confirmado una vez más, esta situación de abandono de la población civil. ¿Cómo es posible que un estado rico como el mexicano esté dejando de lado sus obligaciones sociales? Ahora, tanto los gobernantes estatales como los federales se tiran “los trastos a la cabeza” culpabilizándose de unos de los mayores desastres sociales y económicos que haya vivido el país del águila y el nopal. Sin ir más lejos, ayer mismo el representante de la ONU ha confirmado que lo de Tabasco se pudo haber evitado. Pero ya no es sólo lo de Tabasco, sino muchas cosas más están ocurriendo y no sólo en Latinoamérica sino en el mundo que han podido y pueden evitarse; por lo menos minimizar los costos sociales que a veces se suman en vidas humanas. Es hora de poner freno a la especulación inmobiliaria, a la corrupción de los políticos, al desarrollo desquiciado en aras de un falso progreso. Es hora de que la gente tome conciencia de que una cosa es un fenómeno natural con sus consecuencias inevitables, y otra cosa muy distinta,son las consecuencias sociales que se hubiesen podido evitar o mitigar si los estados, los gobernantes hubiesen actuado con prevención y rapidez. Hubiesen planificado medidas de prevención y seguridad, y no hubiesen permitido y fomentado el desastre natural, la destrucción de la naturaleza y el cataclismo ecológico. Porque en el desatre natural que vivimos tambien hay nombres y apellidos a los que pedir cuentas. No es que ahora se va todo el mundo de rositas, diciendo que yo no se nada del asunto. Porque si bien el desastre nos afecta a todos y todos, en gran medida a nivel mundial hemos sido culpables, hay quien tiene mas culpa que otros. Ya no vale mirar para otro lado porque no vaya a ser que se monte la marimorena; no agitemos el frasco porque se sale la gaseosa. Eso ya no vale. Aqui cada uno con su resposabilidad. Aqui que cada uno aguante su vela. Vayamos tomando nota.
SIDERIUS




La inundación de México se pudo evitar, según la ONU
AGENCIAS - México - 04/11/2007

Las inundaciones que ha sufrido el estado mexicano de Tabasco esta semana y que han afectado a un millón de personas se pudieron haber evitado, según indicó ayer Sálvano Briceño, director de la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres de la ONU.
Briceño explicó en un comunicado que las tormentas "son uno de los fenómenos más fáciles de predecir". Y para prevenir el desastre bastaba, según el funcionario de la ONU, con aplicar medidas sencillas y baratas como los sistemas de alerta temprana, la evaluación de riesgos, los planes de desalojo, educación a la población vulnerable y la planificación del uso de tierra.
También el gobernador del Estado de Tabasco, Andrés Granier, subrayó que podrían haberse evitado muchos daños si se hubiera afrontado diversas obras hidráulicas. El presidente del Gobierno, Felipe Calderón, indicó que los sistemas hidráulicos que solicita el gobernador tendrán prioridad en los presupuestos del Gobierno.
Ayer, tras seis días consecutivos de lluvias, unas cien mil personas permanecían en los techos de sus casas a la espera de ser evacuados. Diversos analistas coincidían en señalar que en las próximas semanas muchos tabasqueños afectados por la tormenta intentarán emigrar a Estados Unidos.


(Artículo publicado en el periódico EL PAÍS de Madrid, España, el 4 de noviembre de 2007)

domingo, 21 de octubre de 2007

POEMA

Los que no te conocen,
dicen que te racionalice.

Que las pruebas de la mente
aplacan las ganas del corazón.

Dicen,
a viva voz,
que te clave las agujas de la razón;
que ahugeree tu recuerdo con altos pensamientos;
que mienta sobre tu existencia.

A los bucaneros del porvenir,
esos galeones perdidos entre tinieblas de la historia,
que arriman el hombro a un faro alto y esbelto,
mi dolor,
tu ausencia,
les supone tema.

[Alegoria de cuatro a seis en mesa blanca de terraza.
Sombrilla veraniega y calzado deportivo]

A ellos,
a esos,
la razón les subsume la saliva.
Les empecina el aliento
y les alegra sus horas muertas.

Los que no te conocen,
huerfanos de revolución,
te suponen: algo así como estigma de sus recuerdos;
infancia maltratada en cuerpos de formol.

Ni te quieren,
ni te sienten.
Les eres ajena.
Ni te buscan como furtiva,
ni contemplan las truchas pacer.
Ni sienten reventar a la comadreja en el verano.

Su historia: la de la vida.
Sus pecados: confesiones al oido.

Si supieran de ti.
Si acaso rozaran tu vientre.
Descubrirían el palpitar de tus senos,
la humedad de tu boca,
el despilfarro de tu sonrisa.

Si supieran de ti,
ahora tan ajenos,
quizás girarían sobre sus panzas,
desempolvando su humanidad del oxido de sus venas.

Y quizas,
entonces,
sólo entonces,
sentirían celos de ver brillar mis ojos.

Les Roces (Asturias) 28 de julio de 1991

lunes, 1 de octubre de 2007

K-2

Ella entraba y salía de aquella terraza que se asomaba a un rió alborotado de turistas. Su trajín era el propio de una camarera de verano que apuraba su contrato temporal entre ida y vuelta. Del río subían rumores, voces entrecortadas, risas y algún taco producto del nerviosismo de piragüistas inexpertos. Él, al fondo, lo observaba todo, lo oía todo, mientras esperaba ansioso su próxima aparición. De vez en cuando, entraba alguien nuevo. Se sentaba en alguna mesa y pronto aparecía ella preguntándole que deseaba tomar. Luego, antes de perderse nuevamente por el fondo del improvisado escenario, le clavaba una mirada escrutadora. Otras veces, ella se acercaba a una mesa cerca de la suya y pasaba un trapo distraído por encima del falso mármol, mientras el podía casi sentir su sudor, el palpitar del remango y lo apresurada de su respiración. Él llevaba allí ya más de una hora, sin hacer nada, sólo esperando que algo sucediera. Mientras, dejaba mecer el muermo con el chisporroteo del jolgorio que subía del río. En todo este tiempo, no se habían dirigido más palabras que las necesarias para solicitar una consumición, y su estancia allí empezaba a sentirla incomoda, como si fuese un espectador que asiste a una función que se repetía una y otra vez sin su presencia. Ella le gustaba. Se había fijado en sus muslos, bien torneados, ágiles pero apegados a las baldosas gastadas por la humedad y el sol picante del verano del norte. Sus brazos giraban con seguridad sobre las mesas que servía, sin mucha gracia, pero con la contundencia de quien ya había servido muchas. Trataba de adivinar como eran sus senos tras aquella bata, entre ama de casa y salto de cama, que ella ajustaba bien a las curvas de su cuerpo. A veces, casi lo lograba. En cada inclinación que hacia, él fijaba toda su atención, como si en vez de tener ojos tuviese un catalejo poderoso que pudiera enfocar a su antojo. Jugaba, entonces, a las adivinanzas mientras un cálido sentido de plenitud lo iba adormeciendo. “Perdone, ¿Quiere algo más?” De repente, ella estaba en pie delante de él, y le ofrecía una sonrisa convencional. Casi sin poder responder, cayó en la cuenta de que todavía seguía allí. “No nada...tráigame la cuenta” Ella volvió a desaparecer una vez más. Mientras, él empezaba a cuestionarse su falta de imaginación por la respuesta y se recriminaba su poco atrevimiento para poder haber iniciado la conversación que tanto deseaba. En el río, la población de turistas-piragüistas había decaído: venían por oleadas. “Aquí la tiene señor”. Y le tendió la mano con la nota. Al principio dudo en cogerla, y ella debió notarlo, porque pronto el tono de sus mejillas cambió. Termino por posar el papel sobre la mesa. “Lo siento, pero no tengo suelto. Tendré que pagarle con este billete”. Y lo coloco junto al papelito que se había humedecido al contacto con los restos del refresco que hacia ya tiempo había pedido: el billete también se humedeció. Y fue entonces, cuando ella se inclino para recogerlo que la respuesta a sus dudas de antes se despejaron: “las tiene grandes y redondas”. Sus ojos buscaron los de ella, en una complicidad que no encontró. Una vez más la vio perderse. De pronto, la terraza se lleno de gente. Parecían salir de todas partes: fue como si el río los hubiese vomitado. Sandalias chorreando iban dejando sus marcas sobre las losas desgastadas, mientras el vocerío reclamaba con urgencia la asistencia del personal. Él termino de levantarse, mientras recogía los restos de su estadía: una caja de cigarrillos sin abrir, el mechero, un libro sin leer. Todo lo introdujo en su bolso, mientras esperaba a que ella apareciese con el cambio. El alboroto de los ex - piragüistas iba en aumento. “Su cambio señor”. Le increpo una voz masculina, mientras el sonido de las monedas, sobre el pequeño plato metálico, quedaron depositadas sobre la mesa. Luego, el nuevo actor, con camisa blanca y pantalón negro, se perdió entre los veraneantes que cada vez con más empeño se apoltronaban en las sillas de mimbre con sus culos mojados y sus sonrisas de aventureros esporádicos. Cogió el vuelto y se dirigió a la salida: confiaba que, en algún momento, ella saliese para despedirse con una última mirada. Todo fue en vano y sus contrariedades lo empujaron rápidamente hacia la puerta, no sin antes tropezar con un retardado de aquellos acalorados navegantes. “Lo siento, perdoné”. Mientras uno y otro se miraban casi sin verse, franqueo el quicio de la puerta. Ya en la calle sintió un cierto alivio. Era la hora de almorzar y las gentes habían desaparecido tras bares y comedores. El día se nublaba y un sol triste se despedía prematuramente. Miro a uno y otro lado, como interrogando sobre sus pasos; al final, tiro por la izquierda.

II
La mañana no estaba transcurriendo muy movida. Tan sólo aquel hombre que había llegado temprano y que le había solicitado un refresco. Realmente el día no estaba para refrescos, el sol apenas había levantado y la densa niebla, que en los días de julio, se acumulaba a los costados del río, no presagiaba nada más que el típico bochorno. No obstante, esta situación no parecía desanimar a los turistas más madrugadores que ya tomaban el agua por asalto y que de seguro se convertirían en desaforados clientes a la hora del almuerzo. Todo eso era lo que pasaba por su cabeza mientras apuraba las caladas de un cigarrillo furtivo en el interior del cuarto de servicio, alejada de las miradas indiscretas de su único cliente y de la regañina de su patrona, siempre dispuesta a pescarla en algún renuncio que le permitiese despedirla antes de lo pactado. Había llegado a aquel lugar, huyendo más que buscando un sitio en que olvidar. El invierno había sido duro: poco dinero, deudas que reclamaban su finiquito y una relación de pareja que en los últimos meses se había convertido en una difícil carga que arrastrar. Al principio, la patrona no quería darle trabajo, no le inspiraba confianza, y lo cierto es que no la culpaba. Su aspecto era realmente penoso: una mujer cuyo equipaje cabía en una mochila, que contestaba a las preguntas inquisidoras con monosílabos seguidos de prolongados silencios, poco o casi nada tenía que esperar. Pero las necesidades de obtener un personal barato y el hecho de que ella se conformase con el estrangulador horario que le proponía, término por ablandar la voluntad de su autoritaria patrona. “Lo importante aquí es que todos se queden contentos. Para cuatro días que dura el verano debemos sacarle el mayor rendimiento. Pulcritud, respeto y sobre todo honradez es lo que yo pido a quien trabaja con nosotros. Somos ya veteranos en este negocio y nuestros clientes son casi de la familia. Por eso hay que tratarlos bien. Nada de reproches, nosotros estamos aquí para servirlos y si es posible con una sonrisa”.Esas fueron las palabras exactas de aquella mujer que mantenía largas conversaciones por teléfono en las que pasaba del trato más cariñoso al tono propio de un sargento de la milicia. Ella pensó que no duraría mucho allí. Pero eso fue casi dos meses y ahora iba consumiendo un contrato que inicialmente se había pactado a tres y que luego ya se vería “según fuese yendo el verano”. Dos batas, algo cursis y pasadas de moda, unas zapatillas de descanso y un ventilador para el cuartucho del último piso donde la habían instalado, era todo lo que le habían proporcionado. Las batas le quedaban algo grandes, pero se las apaño para ajustarlas a su medida, a expensas de que el escote le quedase estrecho y el ruedo le montase casi a los muslos. Cuando la patrona la vio por primera vez, pensó que había cometido una enorme equivocación al contratarla, pero luego reflexiono y a lo mejor las gracias que la chica insinuaba serian buenas para llamar la atención de su familiar concurrencia; en el especial, de la clientela masculina, quienes el verano pasado habían sido castigados con los servicios de una camarera rumana que a poco parecía retirada de un convento. Lo cierto es que a juzgar por la asiduidad de algunos de ellos, la patrona hizo la vista gorda y dejo hacer a las miradas y comentarios de sus vecinos.
Apuro la última calada que ya mordía el filtro y dejo caer el esqueleto al retrete, mientras el agua de la cisterna lo arrastraba cañerías abajo. Se miro al espejo de soslayo, mientras salía disparada del servicio en dirección a la terraza, un nuevo cliente la reclamaba. Le tomo nota y antes de irse a buscar la consumición, oteo el fondo de la terraza para cerciorarse de que él seguía allí. Efectivamente, allí estaba, mirándola, sin perder un detalle de lo que hacia y sin hacer otra cosa que observarla. Llevaba casi una hora en esa actitud. En alguna ocasión había realizado algunas aproximaciones esperando que el dijese algo que le permitiese reconocer sus intenciones. Pero todos sus intentos habían terminado en fracaso. Él parecía embelesado. Sus miradas más que desnudarla la atravesaban, la penetraban más allá de la raquítica bata, rastreando como un hurón las señales de sus humores más íntimos, como si de un alquimista de perfumes corporales se tratase. Ella conocía bien a esa clase de hombres: siempre los había temido. Unos hombres que no se saciaban con desearla corporalmente, sino que iban tras los secretos más guardados que toda mujer codicia y que sólo a veces deja asomar. Su osadía por momentos le producía antipatía. Otras veces, le hacia sentir una extraña sensación de orgullo que no había experimentado jamás. Nada de él destacaba, excepto la pasión con que componía su mirada de inspección. No era ni joven, ni viejo y se notaba que andaba de paso. Pero no como ella, huyendo de un pasado que quería borrar definitivamente; sino lo suyo era más un vagabundear de coleccionista de sensaciones únicas y extrañas: un cazador de almas. Esa sensación de orgullo la hacia ser arrogante e incluso arrojada. “Perdone, ¿Quiere algo más?” En un instante, estaba frente a él propiciando un duelo de poderes que le parecía irresistible. Quizás así podría vencer, antes de que su obstinación, le hiciese caer rendida. “No nada...tráigame la cuenta”. La respuesta no fue la que ella esperaba. Y antes de retirarse pensó que estaba salvada. Había logrado desconcertarlo. Sabía que si demostraba pánico estaría perdida para siempre y los peligros que entonces correría serían inmensos. Pero lo había logrado. Había conseguido que el se cuestionase su presencia allí. Que comprobase que estaba ante alguien que lucharía ante cualquiera que quisiese arrebatarle eso, tan hondo. El bochorno le había inundado la ropa interior y sintió que ahora más que nunca corría el mayor peligro. Tardo más de la previsto en llevarle la cuenta y procuro ocultar el desborde de sus hormonas, respirando hondo y repitiéndose una y otra vez: “lo puedo hacer”.Pero todas sus defensas estaban a punto de sucumbir, ni el agua de rosas que había vaciado sobre el cuerpo en el servicio la protegería ahora. Al contrario el liquido había intensificado aún más sus humedades y ella misma se sentía inundada. Le ofreció la nota en un supremo esfuerzo de valentía. “Aquí la tiene señor”. Y entonces noto que el se había dado cuenta de su estado. Lista para enfrentar, sin defensa, el último ataque. El decisivo, el que le llevaría a obtenerla. Entonces, en el último momento dejo la nota sobre la mesa, cogió el billete que el le dio acompañado con unas palabras que no entendió muy bien y giro sobre si misma buscando con desespero el refugio en el interior del hotel.
El momento del almuerzo se avecinaba y los cansados remeros del río empezaban a buscar acomodo en los acogedores sillones de mimbre. En pocos momentos el local se llenaría de todo tipo de personas deseosas de comer y el se vería obligado a irse y todo habría acabado. El turno de camareros comenzaba a ampliarse y esa sería la excusa necesaria para no volver. Le daría las vueltas a un compañero y le diría que se las llevase “al pesado del fondo, como se le ocurre pagar con un billete de cincuenta una consumición tan sencilla”. Así ganaría tiempo hasta que él se fuese y todo saldría bien. Cada vez había más gente. Todos demandaban cosas: que si esto, que si lo otro. Y él tardaba en irse. Ella ya poco más podría resistir encerrada en el aseo ante la impaciencia y los gritos de la patrona que reclamaban su presencia. Al final salió y se topo de bruces con el compañero: “Ya se ha ido el pesado ese. Creo que esperaba que tu le entregases el cambio, me miro como decepcionado”. “No le hagas caso. Lleva aquí casi toda la mañana y no ha consumido nada más que un refresco. No te preocupes”. Se aliso el pelo y luego se arreglo la bata que se le había subido más de lo de costumbre: se preparaba para recuperar la confianza y aparecer de nuevo en escena. Fue entonces cuando oyó su nombre y vio aparecer a la patrona con unas gafas en la mano. “Creo que al señor que estaba en el fondo, el que tu serviste, se le han olvidado. Acaba de salir, quizás todavía lo encuentres. Vete y entrégaselas”. El terror volvió a su cuerpo y la orden le sentó como una bofetada, mientras la patrona le dejaba en sus manos las gafas que le parecieron como hierros candentes. “¡Pero corre mujer, que si no lo pescas!”. Los pies se negaban a moverse y no era capaz de hacer que su cuerpo respondiese, era una fuente que emanaba sin cesar y sólo la fuerza del gesto de la patrona le hizo reaccionar. “Ahora mismo voy”. Busco la puerta con la mirada mientras empezaba a caminar, primero paso a paso, luego más ligero, hasta que ya, viéndose perdida, salió corriendo. Ya en la calle, al principio no vio a nadie. Luego al fondo, distinguió su figura. Lo llamo y levanto la mano de las gafas agitándolas como ofreciéndole la proclama de su derrota. El hombre se paro en seco. La miro y espero a que ella decidiese. Pronto descubrió que venía hacia él. Entonces quedo expectante, mientras pensaba que, a pesar de todo, el día le ofrecía una nueva oportunidad.

Siderius.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

EL HURACÁN...al desnudo

Los recientes fenómenos climáticos que están asolando al continente América, están dejando bien a las claras, lo que desde hace décadas ya sabíamos: que los huracanes, tormentas tropicales, depresiones, etc; se ceban con los mas pobres...y desgraciadamente en la región hay muchos. Y no sólo es el caso de los llamados países pobres de Latínoamerica, sino también de las regiones mas desfavorecidas del "Tío San": véase, Nueva Orleans. Que a dos años de el paso del último huracán, siguen rezando y mirando al cielo para que este año no les pille otro.
Sí es cierto que los desastres no se pueden evitar y son fenómenos consustanciales a la existencia humana, no es menos cierto que la pobreza se convierte en un fiel aliado del desastre. Sólo hay que echar un vistazo a los noticieros de todo el mundo en estos días, para darnos cuenta que siguen pagando el pato (el huracán) siempre los mismos. Y eso que todos los años, antes de que empiece la "temporada" -anunciada a bombo y platillo como si de una campaña publicitaría de moda se tratase- los gobiernos de los países del continente se dicen preparados para recibir a los molestosos visitantes anuales.
Pero también como todos los años, el desastre es total: muertos, desaparecidos; cientos de familias sin hogar, abandonadas a su suerte; miles de perdidas en la agricultura y la ganadería; carreteras y puentes destruidos; cauces de ríos desbordados; y un sin fin de tragedias públicas y privadas de las que, por lo general, la gente no se recupera facilmente. Produciéndose un suma y sigue que por los tiempos que se avecinan de cambio climático, van a suponer un verdadero desastre ecológico y humano para la región.
Los fenómenos climatológicos están dejando al desnudo la verdadera cara de los gobiernos latinoamericanos. Desnudando la falsa política de sus dirigentes que en ocasiones aprovechan el desastre para hacer campaña política en favor de los candidatos de elecciones en marcha.
Al desnudo se están quedando las políticas inoperantes, la corrupción que se destapa con el uso de malos materiales para construir carreteras puentes y demás.
Al desnudo se esta quedando la gente humilde que ve perdido todo. Un TODO, de ya pocos bienes; cuando no el TODO de su propia vida.
Este año van sólo tres de los 15 que los entendidos del clima han pronosticado. Al final de la "temporada" haremos balance. Y ya verán ustedes, como lo único que va estar de REBAJAS, será la dignidad humana y el desprecio de los gobernantes de turno, por la vida de sus gentes.

jueves, 30 de agosto de 2007

UN PARTIDO, UN FILOSOFO

Esta claro que a Sabater y los amigos de su nuevo partido no le faltan agallas. Con lo que esta cayendo en la sociedad española y ponerse a hacer un proyecto politico-filantrópico. En un momento en que pareciese que la credibilidad de los partidos del "status quo" esta por los suelos, al filosofo de Donosti le ha dado por tirarse al ruedo: ¿Qué aporta el nuevo partido? ¿Qué quiere decirnos sus lustrosos y académicos dirigentes? ¿Será una tribuna para debatir las CLAVES de la razón práctica o de la razón publica? ¿Se puede hacer un partido a punta de ciudadanía en plena crisis de la ciudadanía decimonónica?
Rosa Díez, que no Diez como el político de Tamaulipas que también se presenta a Alcalde por Ciudad Victoria por el inclito y siempre eterno PRI, dice ahora que se va con el filosofo. Que le gusta debatir mas de como Voltaire hacia trasvestismo del cinismo que ser cínica por naturaleza: ella vera.
Los demás, los ciudadanos esperamos el mensaje.
SIDERIUS

lunes, 20 de agosto de 2007

A propósito de la pintura de las artistas Latinoamericanas: Frida Kahlo, Tarsila do Amaral y Amelia Peláez

A propósito de la pintura de las artistas Latinoamericanas: Frida Kahlo, Tarsila do Amaral y Amelia Peláez
(Conferencia dictada en el Instituto de Investigaciones Históricas del CSIC, Madrid-España)
D. Antonio E. de Pedro Robles
(Doctor en Historia del Arte)

En esta charla, me centraré en ubicar la pintura de Tarsila do Amaral, Frida Khalo y Amelia Pelaez dentro de lo que se ha dado en llamar el “Movimiento Modernista Latinoamericano”. En este sentido, sus creaciones serían el resultado de contactos con la vanguardia europea y, en menor escala, con la desarrollada posteriormente en los Estados Unidos.
Con respecto a esta referencia de análisis, podremos encontrar, entre los historiadores del Arte Latinoamericano, algunas variantes interpretativas de notable interés. En este sentido, quisiera hacer mención aquí de aquellas posiciones que destacan y advierten sobre la importancia y el reconocimiento de una tradición prehispánica y colonial puesta en evidencias en las obras de estas tres artistas. Sin obviar, claro esta, la fuerte influencia recibida de los movimientos vanguardistas europeos. En definitiva, el asunto quedaría planteado de esta manera: como las vivencias personales se transforman en vivencias públicas; en experiencias sociales y culturales gracias al acercamiento, ensayo y asimilación de un lenguaje vanguardista que siendo, inicialmente internacional, sirve para expresar lo local de sus mundos.
Mi posición, en relación con esta tesis, es de asumir una postura crítica. Basada en el hecho de que dicha propuesta de análisis se caracteriza por constituir una constante en perenne proceso de reafirmación y revisión. Es decir, la tesis del modernismo artístico latinoamericano ha sido - y es- una tesis claramente intencionada con la finalidad de ofrecer una visualidad del Arte Latinoamericano contemporáneo de las primeras décadas de este siglo, ligado a un referente vanguardista europeo con el fin de que su carácter periférico y singular se viese arropado, legitimado desde una evidente intención de autoridad que le adjudicaría esta filiación al arte europeo, como una manifestación más de la llamada cultura occidental. En este sentido, el discurso de las artistas que hoy analizamos, vendrían a formar parte de manifestaciones periféricas de los movimientos europeos. Lecturas propias de un modelo de ver y comprender el mundo que terminaría siempre por referirnos al Viejo Continente.
Lo cierto es que bajo esta perspectiva interpretativa, la oferta del “Modernismo Latinoamericano” quedaría reducida a una manifestación artística dependiente del “gran arte europeo”.
Por otro lado, una de las intenciones de esta charla es llamar la atención sobre algunos aspectos que me parecen muy originales y significativos de estas tres artistas y que, en gran medida, rompen con esta “interpretación de la dependencia” señalada anteriormente. No obstante, no entráremos en señalar y destacar una prolifera lista de fechas y nombres en relación con las vidas de nuestras protagonistas, pero si destacaremos el hecho de que las experiencias personales que conforman esos “mundos privados”, han tenido una relativa importancia en el establecimiento de sus trayectorias artísticas. En algunos de los tres casos esta circunstancia es más que evidente. A nadie se le escapa, que estoy pensando precisamente en Frida Kahlo (1907 – 1954) como ejemplo paradigmático de esta afirmación. Pero aún en este caso, tan palpable y evidente, explicar la obra exclusivamente por sus connotaciones biográficas termina por dejar coja la mesa. Porque, la magia de “la Kahlo”, la pujanza de su arte, estriba precisamente en que ese mundo privado se convierte en trascendente y transparente ante una lectura pública. Y con ello, su frontera personal se deshace en un fenómeno de identificación cultural que atañe no sólo al mexicano de mediados del siglo XX, sino al hombre del México actual. La tragedia personal de Frida Kahlo ha desbordado las barreras del tiempo y se ha convertido en todo un símbolo de identidad, en un fetiche que comparte altar doméstico con la Virgen de Guadalupe. Símbolo que traspasa las fronteras de la nación mexicana, ampliándose a la cultura hispana desarrollada más allá del Rió Grande, donde se desarrolla un pujante “Arte Chicano”, quien ha tomado a su figura como un icono mítico de su cultural y un elemento de arraigo de su identidad racial.
Para el resto de la comunidad hispanoamericana, esta imagen nos llega de modo refractario; a modo de un vector de obligado de reconocimiento artístico y cultural que sirve para reconocer las señas de un México actual.
Pero si la vida de Frida es mito de altar y emblema público, su pintura apunta y dispara sobre otras cosas. La manida interpretación y encasillamiento de sus obras dentro del surrealismo que parece ofrecer carta de valor a su creación, queda plenamente superado cuando se indaga en otras venas nutrientes más antiguas. Desde un dibujo que vislumbra las lecciones aprendidas machaconamente en las clases de bordado para señoritas (trazo firme y fuerte, gusto por el detalle que nunca se diluye en el color) hasta un mundo natural y social, pasado y presente, en presentación sincrética del fenómeno religioso e indígena. La pintura de Frida Kahlo es como una conexión lejana y opaca con una tradición popular que a lo largo de la historia de América se niega a desaparecer; brotando de manera múltiple, disfrazándose de modernidad una y otra vez. Hay en su arte una constante de la imaginería popular mexicana a la que el bueno de Breton fue más bien ciego. Todo aquello que el francés identificaba con lo surreal no era otra cosa que apego a la tradición y sincretismo visual: poner imágenes a una canción popular o ilustrar el árbol genealógico de su familia incluso desde que el embrión es fecundado, poco o casi nada tiene que ver con el surrealismo y sí mucho con el carácter más esencial de la pintura popular que remonta sus raíces a la pintura colonial En este sentido, la obra de Frida Kahlo esta más cerca de un bolero, de un corrido o una ranchera cantinera que de cualquier complejo programa suscrito por Freud.
En Frida no hay nada de mundos crítico, ni configuraciones icónicas que asuman lo privado como un hecho hermético. Por el contrario, hay una exagerada inmediatez en el mensaje. Aquí el conflicto de su mensaje es otro. No es el problema del yo y el súper yo, sino el del yo que se expresa públicamente y al que otros yo sociales reconocen como uno de los suyos. Frida Kahlo pertenece a una generación de artistas mexicanos (Tamayo, Rivera, Siqueiros, Orozco, Julio Castellanos, Alfonso Michel, Jesús Guerrero) de los treinta primeros años de este siglo que si bien mantiene muchas notables diferencias entre ellos, participan de un proceso de reconstrucción de la idea nacionalidad. Cada uno desde su particular visión de la tradición histórica y de ese acercamiento a la internacionalidad de sus mensajes, pero todos convierten su pintura en una “trinchera de lo público”. La idea de compromiso revolotea como un ocelote sobre sus pinturas y murales, convirtiendo las décadas de los treinta y cuarenta en un foro de debate cultural de los más importantes para el futuro del Arte Latinoamericano.
Esa misma idea de compromiso, en su acepción más amplia y menos sectarista, sé vera inmersa la actividad de la pintora brasileña Tarsila do Amaral (1886 – 1973). La vida de Tarsila es otro ejemplo más de tantos creadores americanos que realizan un periplo por el mundo en busca de encontrar las claves de su arte. En ese periplo, terminan retornando a aquel mundo de donde han partido; aunque en este retorno, queden expresadas la nueva mirada con la que se vuelve a ver lo familiar y cotidiano.
La identificación de la obra de Tarsila con la del movimiento modernista brasileño constituye uno de los puntos de amarre de una trayectoria pictórica que hasta su vuelta a Brasil, a mediados de los veinte, se venía nutriendo de un acercamiento a los movimientos vanguardistas europeos: el cubismo, preferentemente. Contrariamente al caso de Kahlo, Do Amaral es una mujer conocedora e interesada por la vanguardia europea. De ella obtiene las bases de su simplificado lenguaje de formas geométricas que en adelante empleará para conformar la esencia figurativa de una pintura que ya en París se alinea con los elementos culturales más exóticos que nutren a los istmos: el arte negro. Es evidente, vista su trayectoria, que Tarsila encontró en esta vertiente del arte africano una manera de citar y reconocer su propia realidad brasileña. Nace entonces una de sus pinturas más significativas: La negra. Realizada en 1923 en París.
De regreso al Brasil, y tras el contacto con grupos literarios y artísticos con los que rápidamente se identifica, conforma un sub-grupo denominado de los “cinco” con Mario y Oswaldo Andrade, Anita Malfatti, Menotti del Picchia. Su pintura ahonda en la dimensión ensayada en La negra. Convirtiéndose en emblema, en estandarte, de las ideas y posiciones de Oswald Andrade y el Movimiento Modernista. La idea de la fagotización artística, patrocinada por este grupo, adquiere plena visualidad plástica en sus obras. Así surgen sus producciones en las que se descubre y exaltan las transformaciones de ciudades como Río y Sao Paulo. Obras en las que los planteamientos de Oswaldo Andrade, vertidos en Pau Brasil (1924) y en el Manifiesto Antropofagico (1928) estan también presentes en la obra pictórica de Do Amaral: la cultura mestiza, el contraste entre su paisaje tropical y la industria moderna, la idea de la “jungla-escuela” y el proceso de digerir al colonizador cultural europeo apropiándose de sus virtudes y habilidades. En esa etapa las formas simples de reminiscencia cubista pierden toda agresividad destructiva y son superadas por una visión de la naturaleza representada como algo no del todo alcanzable, ajeno a la razón. Una pintura que de la misma manera que hace Andrade con su modernismo literario, abraza la contradicción como vehículo de acceso pleno a la modernidad: Moderno/primitivo, industria/indolencia, centro/región, Europa/América . En fin, una pintura invadida por lo onírico, que va dejando distintos tipos de “cadáveres” por el camino: el primero, el cubismo como valor referencial internacional de su pintura; ahora éste es sólo una huella más; el segundo, el cromatismo; éste se mitiga, la paleta se vuelve muy limitada y tan sólo el verde se impone.
La última de nuestras protagonistas es la cubana Amelia Peláez (1896 – 1968). Ella comparte con Tarsila do Amaral una educación cosmopolita y privilegiada, propia de una elite social que le permitió conectar con las manifestaciones vanguardistas de París y New York. De la misma manera que la brasileña, el Cubismo fue la esfera artística que le brindo las nutrientes esenciales del despegue de su lenguaje.
No obstante, la lectura modernista de la obra de Peláez es muy distinta a la de Tarsila. Ambas son “modernistas” pero lo son de distinta manera; no sólo por desarrollarse en fechas bien distintas: en Cuba el modernismo obtiene su esplendor en los años cuarenta mientras que en Brasil será en las décadas inmediatamente anteriores; sino porque la pintura de Tarsila jamás obtuvo la intensidad de la brasileña y sus propuestas jamás se plantearon desde una alternativa real al lenguaje de las vanguardias. Al contrario, desde la isla ese lenguaje era visionado más como un instrumento de la internacionalidad que un recurso para construir un lenguaje propio. De manera que las transformaciones en la pintura de Peláez (artista firmemente anclada en un dibujo analítico que nunca abandonaría incluso en sus etapas más “barrocas”) nunca se alejan del todo de ese lenguaje internacional, sino que lo invaden. Convirtiéndolo en un “cubismo barroco”, poblado de arabescos y de intensidad colorística. El Cubismo de Peláez es la versión exuberante de un Cubismo que se emigro al Caribe y se convirtió en criollo.
En el caso de Peláez, el reencuentro con su Cuba natal tras su vuelta de Europa, fue muy distinto al que se produjo en el caso de otro de los grandes viajeros de esta primera mitad de siglo XX: Wilfredo Lam. Para éste último, también salido del exclusivo círculo de artistas cubistas de París, su vuelta ala isla se convirtió en una manera de proyectar todo un imaginario cultural y etnográfico, donde la tradición y religiosidad popular adquieren dimensiones épicas. Los fantasmas del sincretismo cultural y racial de Lam no son los que pueblan el mundo exquisito y ornamental de la Peláez: simplemente ambos visionan dos Cubas distintas. Dos caras de un mundo heterodoxo: lo que en uno es misterio y oscuro esplendor, en la otra se torna color y línea en un proceso de sinfónico concierto. Dos Cubas, dos mundos, que como ocurre, en tantas otras partes de América, compiten por hegemonizar la mirada, pero que necesariamente, llegan a un acuerdo para lograr su supervivencia.

jueves, 16 de agosto de 2007

BREVE HISTORA DEL ARTE MEXICANO Y CHICANO DEL SIGLO XX.
D. Antonio E. De Pedro Robles
(Doctor en Historia del Arte)

I. El Muralismo mexicano.

Tras la Revolución Mexicana (1910-1917) y el advenimiento de los nuevos ideales reformadores de las viejas estructuras del poder y la educación llevados a cabo por el Secretario de Educación, José Vasconcelos, nació la Escuela Mexicana de Pintura; de la que se originará el Movimiento de pintura mural, más conocido como “Muralismo Mexicano”. Durante las décadas que siguieron a esta gestación, fueron llamados a colaborar una serie de jóvenes artistas mexicanos, algunos de los cuales residían por ese entonces en Europa: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Quienes, junto con Roberto Montenegro, pintor que luego regresaría a la pintura de caballete y formaría parte del grupo de surrealistas mexicanos, conformarían lo más destacado de la llamada “Primera Generación de Muralistas”.

Con posterioridad, a este grupo inicial se les unirían nuevos artistas de diverso origen y nacionalidad: Jean Charlot, de origen francés, residente en México desde 1921 y miembro fundador del Estridentismo, grupo de artistas y literatos dedicado al desarrollo del grabado; Pablo O’Higgins, norteamericano que se trasladó a México en 1927, y fue ayudante de Rivera durante varios años; el guatemalteco Carlos Mérida, quien también ejerció labor de crítica y divulgación del movimiento; y, por ultimo, Juan O´Gorman, nacido en México pero hijo de emigrantes irlandeses, de formación arquitecto, quien contribuirá a la realización de obras tan significativas como el mural de la Biblioteca Central de la Universidad de México. También participarían, otro número de artistas que de alguna u otra manera se vieron influenciados por estos grupos iniciales y que han sido incluidos en la llamada Escuela Mexicana, que tuvo en la Galería de Arte México (1935), dirigida por Doña Inés Amor, el principal centro de difusión del momento.

El Muralismo mexicano fue inicialmente una manifestación pública y utópica de los ideales políticos y culturales que habían animado a la Revolución: la reforma agraria; la recuperación de las identidades indígenas; lo racial como instrumento de identidad Nacional. Incluso, los mismos momentos culminantes de la Revolución, con sus héroes y caudillos, fueron motivos de sus temáticas. Así, como también, la conquista del progreso y el desarrollo técnico; la educación popular; etc. Todo ello, conforman los temas preferidos de los muralistas.

La primera generación de muralistas se caracterizó por su fuerte politización y compromiso social. Artistas como Siqueiros o Rivera fundaron organizaciones gremiales reivindicativas como el Sindicato Revolucionario de Obreros Técnicos y Plásticos (1922). Fundándose posteriormente su órgano de difusión la conocida revista: El Machete. Cuyo primer número apareció en marzo de 1924. En 1923, el Sindicato emitió un manifiesto dirigido a la raza indígena humillada, como a todos los que no estuviesen comprometidos con la burguesía, en el que se rechazaba enérgicamente la pintura de caballete, mientras se exaltaba el arte mural, “por ser de utilidad publica”. Para ellos, el arte no constituía en la búsqueda exclusiva de nuevas formas de expresión del lenguaje artístico (aunque fueron capaces de desarrollar de manera extraordinaria, nuevas técnicas pictóricas en relación con los nuevos materiales arquitectónicos que iban surgiendo: el concreto, por ejemplo), sino que sus trabajos debían sintetizar el empleo de estos materiales modernos con un lenguaje plástico figurativo, capaz de llegar de manera directa y didáctica a la gente; al pueblo mestizo mexicano.

Los primeros murales se ejecutaron en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México (1923-1926) y fueron realizados por José Clemente Orozco. Ofreciendo en ellos, las características de su estilo basado en líneas oblicuas y colores terrosos. A estos murales le seguirían en importancia, los realizados casi por la misma época (1923-1927) en la Secretaria de Educación Pública, de la misma ciudad de México, por Diego Rivera, que había estado en Italia entre 1923 y1927, realizando estudio sobre el muralismo clásico renacentista de Giotto, Miguel Angel, Piero della Francesca. Rivera también realizaría los murales de la Universidad Autónoma de Chapingo, en la que, junto con los temas emparentados con el “realismo social”, aparecen desnudos de tipo alegórico; muy frecuentes, por otra parte, en su pintura de caballete. Posteriormente vendrán los murales para la ciudad de Guadalajara, realizados por Orozco: Paraninfo de la Universidad, Hospicios de Cabañas y el Palacio de Gobierno.
En la década de los treinta, estos artistas, junto con Siqueiros, despliegan su actividad pictórica fuera de las fronteras de su país: Rivera pintó murales en diversas ciudades de Estados Unidos (San Francisco, Detroit, Nueva York) convirtiéndose en uno de los artistas más cotizados del movimiento. Por su parte, Siqueiros mantendría un fuerte compromiso político ligado a las directrices del Partido Comunista de la antigua URSS, y viajaría a Argentina y Uruguay, de donde será deportado por el desarrollo de actividades políticas, instalándose en Nueva York y fundando, en el año 1936, el Taller Experimenta Siqueiros; institución a los que asistieron diversos artistas norteamericanos, entre ellos Pollock. En el año 1941, pintó murales en Chile y en el 1943 en La Habana. Posteriormente, volvió a su país, desarrollando sus mejores trabajos en el Palacio de Bellas Artes (Ciudad de México), Ciudad Universitaria y Museo Nacional de Historia.

De la “Segunda Generación” de muralistas mexicanos, habría que destacar la labor del arquitecto Juan O´Gorman. Éste formo parte de una generación de arquitectos comprometidos con las posturas nacionalistas que indagaban en la tradición colonial y precolombina las reglas fundamentales de la arquitectura mexicana. Las construcciones adaptadas al paisaje, llenas de colorido y realizadas en materiales tradicionales, en las que era frecuente la combinación de murales. Destacando la casa estudio de Rivera; la vivienda de sus padres; y, sobre todo, su extraordinaria casa en el desierto de San Jerónimo construida en 1962. O´Gorman se intereso por la pintura mural como parte sustancial de su heterodoxia arquitectónica. Con el pintor Diego Rivera, aprendió los usos de los materiales y técnicas nuevas. Destacando su mural de la Biblioteca Central de la UAM, en el que se describe la historia de México, recurriendo especialmente a las alegorías constructivas.

Hacia finales de los años cincuenta, el muralismo inició su declive. El amaneramiento de "sus recetas” pictóricas y una temática viciada de retórica, lo convirtieron en un arte fácilmente manipulable por el régimen desarrollado por el PRI. La frescura y el sincero compromiso con las clases más necesitadas del país que había desarrollado en sus comienzos, se perdió definitivamente.

II. Rufino Tamayo: el otro muralismo.

Rufino Tamayo (1899-1991) figura en la historia del Muralismo mexicano como una de sus personalidades más destacadas; especialmente para las generaciones posteriores al muralismo. Su obra realiza una síntesis entre los elementos tradicionales de la cultura mexicana y las influencias recibidas del cubismo, expresionismo y surrealismo. Esta síntesis, le permitió ofrecer la posibilidad de un lenguaje muy personal y trascendente; alejado del realismo social practicado por sus contemporáneos. Sus temas son los clásicos de la pintura universal: naturalezas muertas, animales, figura humana, retratos. Todos ellos, visto desde una perspectiva latinoamericana que no niega el intimismo como instrumento de búsqueda pictórica. La pintura de Tamayo no es la alegoría de la gesta revolucionaría, sino la consecuencia de escudriñar en los valores y sentimientos del indígena de su país, aquellos elementos que configuran su trascendencia histórica como pueblo.

Su pintura pasó por distintas fases: desde una pintura inicial más cercana a los intereses del resto de muralistas; pasando por sus series de pinturas denominadas Animals (1941) y Cuerpos Celestes (1946); hasta desembocar en sus producciones de los sesenta y setenta, en las que su repertorio se vuelve más hermético. Entre sus obras murales más importantes destacan: Escuela Nacional de Música, Ciudad de México, 1932; Palacio de la UNESCO, París, 1957; Palacio de Bellas Artes de México, Ciudad de México, Hyllier Art Lybrary, en Massachusetts, y Bank of Southwest, en Houston.


III. Frida Kahlo.

Ningún artista surgido al cobijo del Muralismo ha tenido tanta influencia sobre las nuevas generaciones de artistas mexicanos de finales del siglo XX, como la pintora Frida Kahlo (1907-1954). Su vida y su arte han trascendido las fronteras tradicionales de su país, convirtiéndose en un símbolo de identidad nacional y racial para los artistas chicanos norteamericanos. Y un icono de la posmodernidad para el resto de los artistas americanos. Sin olvidarnos que su imagen ha sido también asimilada por las nuevas generaciones de artistas europeos. Su accidentada vida, plagada de enfermedades y desgracias personales de las que su cuerpo se convirtió en testigo, la han elevado a la figura de uno de los últimos mitos del arte moderno. Comparable al tormento de un Vangoth o la tragedia neorrealismo de un Modigliani.

Esposa del pinto Diego Rivera, con quien compartía sus ideales políticos y sociales, " la Kahlo”, como así se le conoce popularmente, supo desarrollar una pintura muy personal alejada de las influencias del realismo social practicado por su marido. Pero la tragedia personal se convirtió en la excusa idónea para desarrollar una pintura (especialmente retratos) cargada de un simbolismo que algunos autores han calificado de surrealista; aunque ella siempre negó su “militancia” en el grupo formado por el poeta y artista André Bretón. La obra de Frida Kahlo planteó constantes interrogantes en relación con su identidad como mestiza (su madre era india y su padre de origen judío húngaro) y los destinos casi telúricos de su existencia. Desde este mundo individual, plagado de tragedia física, Kahlo es capaz de conectar con el sufrimiento místico e histórico de los de su raza. Convirtiendo su pintura en un escaparate de su propia existencia; pero también, en una bandera de libertad y de entrega hacía la pintura como único camino de trascender y de comunicarse con el mundo.

IV. La generación de ruptura

A finales de la década del cuarenta y durante toda la del cincuenta, se gestarán y desarrollarán los primeros movimientos o posicionamientos individuales que discutirán el liderazgo del Muralismo como único vehículo de comunicación artística. Esta ruptura esta conformada por un grupo de artistas que hacen gala de un fuerte individualismo y una búsqueda de asimilación de las corrientes vanguardistas internacionales; anteponiéndolas como contrapartida al oficialismo artístico. A este grupo pertenecen, en cierta forma, el mismo Tamayo, y, especialmente, los artistas: Alfonso Michel, Manuel Felguérez, Liliana Carrillo, Cornelia Urueta, Vicente Rojo, Fernado Garcia Ponce, Héctor Xavier, Emilio Ortiz, Francisco Toledo, Enrique Echeverría, Albero Gironella y como no, José Luis Cuevas, quien será figura indiscutible de la plástica mexicana en las décadas venideras.

Algunos de ellos como Felguérez, Carrillo, Ponce y Rojo regresan de Europa con una fuerte inclinación por el arte abstracto, muy cercanos al Expresionismo Abstracto que, por entonces, alcanza altas cuotas entre diversos artistas europeos y norteamericanos. En este sentido la obra de pintores españoles como Tapies, Saura o Guinovart tuvieron notable eco entre estos artistas mexicanos. Otros, se debatían entre distintos lenguajes y combinatorias: el neoexpresionismo, el posromanticismo, el abstraccionismo lírico, etc. Artistas como Gironella, por ejemplo, enfocaron su trabajo hacia posiciones cercanas al Pop Art con una fuerte influencia del Surrealismo. Mientras que Ortiz y Toledo, trabajaron obras cercanas al realismo mágico.

Pero no sólo las influencias venían del exterior, sino que, por esas épocas, distintos artistas europeos se habían trasladado a México. Entre estos artistas se encontraban el alemán Mathias Goeritz, que llega al país a finales de los cuarenta e imparte clases de educación visual en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara. Promoviendo la creación de un museo experimental en esa ciudad: Museo Eco; que aunque tuvo una vida corta, se estableció como referencia de las nuevas tendencias del arte contemporáneo mexicano. En 1957 llego a México, el suizo Roger Von Guten; y después lo hizo Brian Nissen. Ambos se unirán a los artistas de la ruptura,, teniendo alguna influencia sobre ellos.

Con los posicionamientos de los rupturistas, el arte mexicano se abrió definitivamente a la pluralidad de opciones y de miradas que caracterizará las décadas posteriores del siglo XX.

V. Nueva Presencia.

El movimiento Nueva Presencia nació en la década de los años sesenta, impulsado por los aires renovadores que los artistas rupturistas habían llevado a cabo con anterioridad. El principal impulsor de este movimiento fue el artista canadiense, residenciado en México y vinculado al taller experimental de Siqueiros, Arnold Belkin. Junto a él se unieron las actividades de Manuel Felguérez, Francisco Corzas, Rafael Coronel y José Luis Cuevas. Estos dos últimos artistas se vieron muy influenciados por las obras de muralista Orozco. Este grupo creó obras murales muy alejadas de los planteamientos políticos y sociales de los muralistas anteriores. Produciendo un lenguaje plástico alejado del “mexicanismo” y más cercano a un neorromanticismo, de corte europeo, que por esos momentos causa gran impacto dentro del escenario internacional.

VI. José Luís Cuevas.

José Luís Cuevas pronto se revelo como el artista dotado de gran talento para el dibujo, el grabador y la pintura. Sin duda, Cuevas convirtió al dibujo en su gran instrumento de creación. Dotándolo de una originalidad y relevancia nunca antes visto en la plástica contemporánea mexicana. La obra de Cuevas hará constantes referencias a un mundo personal, cercado por una obsesión cuasi nihilista de su existencia. Sin que, por ello, no fuese capaz de conectar con el público. Por el contrario, Cuevas supo combinar de manera extraordinaria todo tipo de influencias: desde las literarias (Dostoievski y Kafka) y cinematográficas; hasta las pictóricas recogidas de los grandes maestros del arte como Goya, Velazquez o Daumier. Sin olvidarse de su paralelismo con otros artistas contemporáneos como Bacon y Dubuffet. Sus temas preferidos son: la muerte, la locura, la enfermedad. Todo ello, teniendo a su propia persona como referente; en un sentido trágico y trascendental de la vida que se muestra no escaso de fina ironía.

Sus primeros dibujos recogen personajes sórdidos que poblaron su infancia y adolescencia en el arrabal urbano mexicano. De ello, pasará a imágenes sobre mujeres, parturientas, moribundos, enfermos, locos. Teniendo un periodo de preocupaciones por los acontecimientos históricos del pasado y del presente: su serie sobre la España de Franco es magnifica. De la misma manera, su visión de la conquista de México.

Pero es quizás en sus retratos y autorretratos donde Cuevas alcanza sus mayores cotas de creatividad y genialidad. En ellos, el artista dialoga con la propia historia del arte, se reviste de sus formas y sus lenguajes, sin perder por ello, su propia identidad. Su libro, Cuevas por Cuevas, publicado en 1964, constituye un buen resumen de estas preocupaciones.


VII. La Escultura.

Ignacio Asúnsolo y Fidias Elizondo fueron los dos escultores a los que se les reconoce su colaboración con el proyecto nacionalista de Vasconcelos. Asúnsolo es autor de varios monumentos como el dedicado a Alvaro Obregon; mientras que a Elizondo se le debe la creación del Cristo del Cerro del Cubilete que se encuentra en el Estado de Guanajuato.

El Estado no patrocinó a los escultores de la misma forma que impulso al Muralismo pictórico. Para ese momento, destacan escultores como Oliverio Martinez, con sus esculturas para el Monumento de la Revolución y Francisco Zuñiga, ayudante del anterior, que se caracterizó por un repertorio escultórico referido a la mujer indígena. Este conformaría un grupo de seguidores que artísticamente han repetido las formulas y modelos del maestro. Ya en la década de los setenta, aparece el conjunto escultórico más importante de la época contemporánea del arte mexicano. Se trata del Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria concluido hacía 1979: La tempestad de lava milenaria. Propuesta que surge como el resultado de una labor colectiva de artistas: Mathias Goeritz, Helen Escobedo, Manuel Felguérez, Hersúa, Federico Silva y Sebastian. Obra en la que también participaron ingenieros y filósofos.



VIII. Las últimas décadas del siglo XX.

En los últimos treinta años del siglo XX, el escenario del arte mexicano se pluralizo y mantuvo una cierta tónica ecléctica común a los demás escenarios internacionales. Transcurriendo desde posicionamientos teóricos cercanos a los planteamientos semióticos (Grupos de Trabajo Colectivo) con planteamientos más o menos comprometidos con la lucha social, en los que juega un enorme papel los recursos teórico filosóficos; el estudio de fenómenos mass media; la publicidad, el graffiti y el happening. El objetivo común de estos grupos, desarrollados en los sesenta y setenta, fue fomentar una conciencia cívica ante el autoritarismo y la censura impuestas por los sucesivos gobiernos priistas. En el año de 1983, en el Museo de arte Moderno de Ciudad de México, se presento una exposición retrospectiva de sus actividades a cargo de Helen Escobedo y Rita Eder como curadora. A partir de los ochenta las diversas posibilidades creativas se intensifican. En el campo de la abstracción son importantes las posiciones de Irma Palacios y Francisco Castro Lereño. En el realismo e hiperrealismo destacan Arturo Rivera y Rafael Cauduro. En el ámbito del surrealismo o muy cercano a este lenguaje, se encuentra la obra de Enrique Guzmán, Nahum B. Zenil, Julio Galán y Rocío Maldonado. También encontramos a otros artistas que bebiendo de estas herencias manejan lenguajes considerados posmodernos: la pintura apocalíptica de Germán Venegas; la obra escultórica de Adolfo Riestra y de Javier Marín.


IX. El movimiento Chicano Norteamericano.

Desde sus inicios en 1965 en Dedalo (California Central) el Arte Chicano ha gozado de un carácter de totalidad estética en la que se mezclan imagen y palabras; movimiento y montaje escénico, danza y música; técnicas artesanas y elementos tecnológicos. Este arte se convirtió en el instrumento de divulgación de la lucha de la minoría de origen mexicano por obtener sus derechos civiles y políticos dentro de una sociedad como la estadounidense que ha ejercido sobre ella consecutivas prácticas de discriminación. No obstante, el Arte Chicano ha ido más allá de la simple respuesta reivindicativa. Sea ha convertido en un punto de referencia esencial para identificar el modo de vivir y de sentir de los hijos de los antiguos emigrantes mexicanos. Como ha señalado el crítico Max Benavides: “El exilio dentro de la antigua patria ha generado - para el artista chicano- un conjunto complejo de contradicciones internas y externas: residencia y aclimatación, orgullo y autodenigración, negación y autoglorificación ostentosa”.

El mundo iconográfico del Arte Chicano esta poblado o identificado plástica y culturalmente con una serie de mitos y leyendas comunes al ideario histórico de México. Algunos de las más representativas son: Aztlán, la mítica tierra prometida; la Virgen de Guadalupe, mito colonial mexicano relacionado con la feminidad y que puede representar - según el caso -: a la hija de Tonantzin, o a la Guadalupana; la imagen de la artista mexicana Frida Khalo, esposa del pintor Diego Rivera, símbolo de la hibridación entre el arte y el compromiso, el sufrimiento físico y la superación de la adversidad.

Dentro de unos parámetros que podemos calificar de índole posmoderno, el Arte Chicano actual aborda la ambivalencia como la única manera sensible de acercarse a la construcción de una identidad. Tratando de establecer una comunidad, al menos en parte, inventada o imaginada, en la que queden reunidas una serie de interrogantes de carácter individual y colectivo. Dentro de la estética ceremonial que maneja el artista chicano, no sólo estos elementos tradicionales de la cultura de sus padres son los que se catapultan como iconos de su mexichicanidad; sino otros elementos, tan poderosos como los anteriores, tomados de la sociedad de consumo estadounidense y mexicana. Así, artistas del cine mexicano, las viejas postales de México, los ídolos de la lucha libre, son incluidos en composiciones, en las que también figuran: las hamburguesas y elementos del fast food, la tecnología informática, el carro, las estrellas de Holliwood, etc. Provocando, todo ello, una nueva recodificación caracterizada por la agresividad, la explosión emocional y la crítica ácida del entorno social urbano e incluso doméstico que acompaña a sus vidas.

Por otra parte, los temas relacionados con la feminidad y el machismo son otros de los aspectos preferidos tratados por los artistas del Arte Chicano. En este sentido, artistas como Amalia Mesa-Bain ha desarrollado un conjunto de imágenes en relación con la domesticana, apelativo inventado por esta artista para identificar la imagen de la sufrida mujer mexicana.

X. Principales Artistas Chicanos

El amplio abanico del movimiento artístico chicano no nos permite abarcar a todos sus activistas. No obstante, de entre todos ellos destacan algunas figuras como: John Valadez, artista de la ciudad de Los Angeles (California), que se caracteriza por sus trabajos muralistas: The Broadway Mural; Amalia Mesa-Bain, trabaja en San Francisco (California) sus preocupaciones están en relación con la mujer chicana, su feminidad y el papel que esta desempeña dentro de la Cultura Chicana; Daniel J. Martínez, artista provocadora que trabaja en la ciudad de los Angeles, la rabia y el insulto son las líneas conductoras de su arte.

Otros artistas destacados son: Javier de la Garza, Silvia Gruner, Rubén Ortiz Torres, Ada Hernández, Amado M. Pena Jr, Yrenia Cervantez, Yolanda López, Julio Galán, Rubén Trejo, David Avalos, Santa Barraza, Carmen Lomas Garza, Celia Muñoz, Patricia Rodríguez, Patssi Valdez, Juana Alicia, Judy Baca, Enrique Chagoya, Eva Garcia, Garcia-Nakata, Rupert Garcia, Frank Lopez.Motnyk, José Montoya, Diane Gamboa, Roberto Delgado, Esteban Villa, Armando Rascon y el grupo ASCO de Los Angeles (California).

Como ha señalado Max Benavides: “el artista chicano se maneja entre realidades contradictorias: éxito en el ámbito artístico, contra racismo cotidiano; madurez estética contra indiferencia generalizada; patrones anglo contra contenidos chicanos”.

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